miércoles, 9 de abril de 2014

Fractura de peroné, camino a la otra clínica

Fractura de peroné de 3mm
Ya me vieron en la clínica de la localidad, diagnosticaron una fractura de peroné y me han enviado con una referencia a la Clínica central para que sea valorada por un profesional ortopedísta, el cual dictaminará si necesito operación con pin (Osteosintesis) o solo el yeso.

Aún 18 de febrero ya son las 7.30p.m., vamos de camino a la clínica central, deliveramos si nos dirijimos a ésta, que por ser del Seguro Social (que igualmente se paga pues nos rebajan las cuotas cada mes) en emergencias se tarda un tiempo en ser atendidos, ya nos ha sucedido cen otras circunstancias. Digo lo siguiente sin menospreciar u ofender, pero a veces en emergencias de las clínicas del Seguro Social atienden estudiantes en medicina, yo entiendo que tienen que aprender en pacientes, pero ya de eso tuve muchas experiencias cuando sufrí la Leucemia (luego ampliaré), que aunque no me quejo en absoluto de la atención en mi internamiento en esa clínica en su momento, si me correspondió denegar procedimientos que el estudiante necesitaba hacer en su practica y en mi condición me era muy incómodo, vale que tengo ese derecho.

Seguimos, entonces era escoger entre la situación anterior que se nos podía presentar o ir a una clínica privada con una atención más pronta, con un profesional de años de experiencia.

También al ir a una clínica privada me motivaba que prefería ponerme una bota ortopédica (que solo en clinica privada la suministran), de esas que dicen se puede quitar para bañarse y hasta para dormir (luego me enteraría que no es tan así), no sufrir las consecuencias de un yeso/escayola, que he escuchado en familiares y amigos cercanos que han tenido fractura, que tenerlo puesto es lo más cercano a una "tortura china", y pensé que si podía no tener ese "inquilino" adherido a mi pierna por un mes y medio, que es generalmente lo mínimo que lo ponen, no creo me hubiese gustado, y peor aún el desenlace! que lo quitan con una sierra manual, uyyy me da cosa. Bueno, y quien diría que esos "pequeños detalles" me pongan a pensar luego de los tratamientos tan fuertes que tuve que vivir con el cáncer. Pero ese es mi pensar, mis respetos a quienes si se han puesto el yeso.

Claro que si, que yo soy respetuosa de lo que conviniera más a mi estado, si la bota no me iba a cumplir, me resignaría al yeso, pero eso me lo diría el profesional ortopedista, para eso "él se quemó las pestañas estudiando en la Universidad" y luego los años de experiencia tratando pacientes, todo eso pesa más de lo que yo pretendiera.

En el camino mi esposo consulta por teléfono con su amigo doctor que trabaja en la clinica privada donde iríamos, sobre referencias del ortopedista que me valoraría, su amigo le dió las mejores recomendaciones del galeno y le indicó le llamaría para decirle que llegaríamos para que nos diera un trato más especial.

Continúo...Día que me pongo la bota para la inmovilización

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martes, 8 de abril de 2014

Fractura de peroné, días sucesivos

Radiografia fractura peroné 18-2-14
Amanecer del domingo 16 de febrero, con la fe de que lo que me acontecía no fuera más que un golpe y con el paso de los días, volvería a la normalidad, pero aún seguía cojeando. Me ponía bolsa de hielo cada vez que podía.

Como la zona se mantenía hinchada y roja, para la tarde le pedí a mi esposo me comprara unas pastillas para desinflamar, las que de paso también alivian el dolor, que en realidad era poco.

Martes 18 febrero al anochecer: Hacía 4 días me había sucedido la caída. La zona seguía igual, roja, hinchada y caliente, ya para este momento usaba el calzado de mi esposo (tenis), se me habían acabado las pastillas y como no notaba mejoría le pedí a él me llevara a emergencias de la Clínica de la localidad.

Ya en la clínica, llegamos al filo de las 7p.m. (cierran 7.30p.m.) además de que hay menos gente, atienden más rápido. Mi esposo buscó donde parquear el vehículo mientras yo caminé (cojeando) hasta la recepción a presentar mis papeles. Me envían a sentar mientras me llaman.

Cinco minutos más tarde me pasan a un cubículo para indicar cual es mi dolencia, paso donde me valora un médico que me envía a Rayos X, y me indica que cuando tenga la radiografía regrese.

En Rayos X la atención fue muy rápida, espero afuera a que se revelen las radiografías, al estar listas me las entrega el radiólogo, mi esposo le pregunta que como salió, a lo que el profesional le dice: "Solo puedo indicarle que le traiga una silla de ruedas, esta señora no debería estar caminando"

Me trae la silla de ruedas pero yo aún no creía que estuviera con una fractura, pues no me dolía, bueno al menos lo que yo consideraba, si, el dolor normal de un golpe.

De vuelta en el consultorio del doctor de medicina general, me valora las radiografías, nos indica que tengo una fractura de peroné, que nos apersonemos a la clínica central (me da una referencia para que me reciban inmediatamente) para que me valore un ortopedista, él dirá cual es el paso a seguir, puede ser operar para que me coloquen pines o solo ponerme un yeso. Aún incrédula le digo al doctor que como es posible que tenga eso sino me duele, que además cuando me estaban tomando la radiografía el pié se me movió, él me dice con asombro: "Tiene una fractura, no me explico porqué no le duele, hay personas que tienen un umbral del dolor más amplio y soportan más, posiblemente usted es de ese grupo" Aquí les comento que es la segunda vez (que yo recuerde) que un doctor me dice esto, la primera fue cuando nació mi primer hijo hace más de 30 años, en labor de parto tenía casi 8 cm de dilatación y no expresaba el dolor que se siente en esa fase. Luego he tenido dos hijos más y soy de las que digo que " prefiero tener un hijo que sacarme una muela" jeje, visito a menudo el dentista y si acaso dos muelas he perdido, pero asistir a su consultorio, es el sacrificio más grande que realizo.

Siguiendo con el tema, fractura de peroné, a las 7:30p.m. de ese martes 18 de febrero, que como he dicho ya se cumplían 4 días del evento, y con referencia en mano, nos dirijimos a la clínica central para que me valorara un ortopedista.

Continúo... Camino hacia la otra clínica


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Fractura de peroné, regreso a casa

Generalmente solo quien maneja el vehículo puede ingresar al ferry con él, ningún otro pasajero, sin embargo mi esposo le comentó al encargado que yo estaba con un problema en la pierna y no podía caminar, por lo que accedió a que ingresara como pasajero y si quería me quedara allí en el trayecto.

Ingresamos al ferry y como mi esposo al ver que caminaba aunque fuera cojeando, no creyó tuviese una fractura, me indica subamos al restaurant del ferry (tercer piso) a comer algo, subo varias gradas, ayudada por el pasamanos.

En el restaurant consumimos café con un delicioso sandwich, como ya estaba oscureciendo y llovía afuera, nos quedamos allí hasta que llegamos a Puntarenas a eso de las 7.30pm, bajamos al primer nivel antes de que el ferry llegara al muelle para que los demás pasajeros no me fueran a empujar.

Antes de bajar las gradas, ingreso a lavarme las manos, las seco en mi pantalón, por lo que aún un poco húmedas al tomar el pasamanos con la mano izquierda casi me resbalo, me sostuve a tiempo y seguí bajando despacio, pues en realidad, a cada paso, sentía como una punzada en la planta de mi pie.

Aún en el ferry abordamos el vehículo, ya en el muelle bajamos y nos dirijimos directo a San José, destino, nuestra casa, sin detenernos en ningún sitio.

Cuando veníamos de camino, nos llama la hija, no le quise comentar de mi molestia, más si que estábamos pronto a llegar a casa, luego me dirá que ella sospechó algo nos sucedió al regresarnos tan pronto, eso sí no se alarmó fuera grave puesto que nos estaba hablando.

Llegamos 9p.m. a la casa, mi pie ya no cabía dentro del calzado (zapato tenis), pero creí que con reposo y hielo eso me pasaría. 

La noche la pasé con un dolor leve pero constante, aún no sospechaba tenía una fractura de peroné.


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Fractura de peroné, y el accidente de mi esposo

Gracias!!! Noto por las visitas lo que ha gustado el artículo anterior, donde comento que a falta de coordinación para recogerme un vehículo en la playa, aparece un ángel motorizado, que es quien me regresa donde me hospedo.

Quedamos en que al ingreso al lugar donde me encontraba hospedada, de momento nadie se percató de mi entrada en moto, pues la mayoría estaban observando en la playa por donde aparecería, y cuando me acerco en "pata coja" se han asustado, de como hice para llegar por la entrada principal.

Le avisan al chofer del vehículo por whatsapp

Quien me estaba buscando por la playa, ya antes se había devuelto para avisar que no me encontraba, pero regresó por las señoras que me habían acompañado, para que le indicaran en la playa, hasta donde me habían visto la última vez.

Como he dicho son unos 45 minutos a pie por la playa y pueden ser unos 5 a 10 minutos en vehículo.

El celular no entraba en ese sector pero si whatsapp, por ese medio le envían un mensaje a los que estaban en el vehículo buscándome en la playa, y al leer el mensaje todos contentos porque yo había aparecido, estaban preocupados que por ningún lado me veían y que no se sabía exactamente que me había pasado en la pierna. Para este momento mi esposo aún no se enteraba pues no regresaban de su partido de golf.

En la cabina con mi pierna lastimada

Reunidos en la cocina los que estábamos, me preguntan sobre como llegué hasta allí, les comento la aventura con ángel motorizado incluido y se gozan de lo acontecido. Hasta se me dijo, en forma jocosa, que estaban preocupados de que le iban a decir a mi esposo, y que una de ellas pensó que me había encontrado un novio y me desaparecí, y casi que así sucedió jeje se decían.

Mi esposo llega en ese momento y apenas le pude comentar lo que me había sucedido ya que el venía muy asustado, acababa de tener un accidente. Curiosamente nos acontecían percances casi al mismo tiempo y en diferente lugar.

El accidente de mi esposo

Puente similar al que pasaron
Me cuenta él que de regreso a eso de las 11:30a.m., el chofer se quedó dormido estando al volante, no saben cuanto tendría de estarlo porque venían en carretera recta, y los restantes cuatro pasajeros también venían agotados.

Mi esposo estaba sentado en el asiento atrás del chofer, no fue sino hasta que pasaron un puente, de esos que hay en los pueblos (sin barandas a los lados), el vehículo no dió la vuelta correspondiente en esa carretera y se fue directo contra una cerca que por milagro los atajó, se salvaron de no caer al río, o que no los atajara la cerca y hubiesen ido a dar quien sabe a donde, o haber golpeado a algún peatón.

Es en ese momento, cuando los detiene la cerca, que se despierta quien iba de chofer, valga decir que es el dueño de la cabina, a quien el día anterior, su esposa le había indicado no manejar, pues se estaba acostando tarde y estaba agotado del viaje desde san José, pero llegada la mañana siguiente no permitió que su yerno lo hiciera como se había acordado.

Sucede lo que sucede y los culpables son la trasnochada, el agotamiento y el mucho sol recibido en el campo de golf para que se quedara dormido, más vale que no hubo una tragedia que lamentar. Asustados, el chofer dió todas las disculpas del caso a los ocupantes, y de regreso a la cabina ellos no comentaron nada, pues los recibieron con la noticia de mi percance.


Entre risas y demás luego de volver a contar mi suceso y la aventura que me hace regresar a la cabina; sin poder caminar bien y con una bolsa de hielo en la parte donde sentía el leve dolor, no me permiten ayudar a realizar el almuerzo, que ese día correspondía preparar con mi esposo, más en cambio por mi circunstancia, los otros señores le ayudan, más vale que eran las chuletas, que se cocinaron en una parrilla, acompañadas de ensalada que alguien más realizó.

Yo me sentía muy incómoda de no poder moverme a realizar nada, así que cuando me esposo me pregunta a eso de las 2 p.m. si me quiero regresar a la casa, pues él tampoco se siente cómodo conmigo en ese estado y luego de lo que le aconteció, sin titubear le dije que sí, que nos regresáramos a casa, pues no quería pasar allí la noche, tan lejos de una farmacia y menos de un centro médico, porque no sabía como amanecería, mejor que fuera en mi casa.

Comenzamos el camino de regreso

Lo comunicamos a los demás que nos regresaríamos este sábado, no compartiríamos con ellos hasta el lunes como teníamos pensado, nos comprendieron pues notaban que yo si acaso podía dar paso, empacamos y salimos de allí a las 3 p.m. para tomar el ferry de las 5 p.m., para llegar allí dista una hora y media, se pretende estar un poco antes para hacer la fila del vehículo, llegar al filo del tiempo significa que si el ferry está a capacidad de vehículos, se debe esperar el próximo que saldría como a las 9 p.m.

El camino de regreso, ya conocido, calle de lastre, lleno de polvo y sol incandecente 35º, vale que llevábamos mucha agua para hidratarnos. 

4.30p.m. Llegamos de décimos a la fila correspondiente a subir el vehículo al ferry, mi esposo fue a comprar los tiquetes.


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sábado, 5 de abril de 2014

Fractura de peroné, me cumple un sueño

Era una moto parecida a esta la que me transportó.
Les comentaba en el artículo anterior que ante la espera de que me recogieran en la playa, porque consideraba no debía caminar los 45 minutos para llegar a la casa, so pena que se me agrabara lo que pudiera tener en la pierna, porque aunque no tenía sospecha que fuera fractura porque no me dolía, bueno, solo lo que yo consideraba como un dolor normal de un golpe, no quise arriesgar caminar.

El caballero que comenté ofreció llevarme en su moto, no sin antes dejarme claro que su intensión era noble y realmente así lo sentí, me pareció como esos ángeles que Dios pone en nuestro camino en el momento que lo necesitamos.

Cuando digo que se me cumple un sueño, es que aunque la familia de mi abuela materna, desayunaban, comían, cenaban y dormían con las motos, pues algunos de ellos llegaron a ser campeones de motocross de la época incluso fuera de nuestro país, y en mi adolescencia los fui a ver algunas veces donde participaban, no lo pude hacer más porque con mis padres vivíamos lejos y pocas veces al año visitábamos a mi abuela. En las motos de mis tíos si acaso me llevaron a hacer un recorrido como pasajero unas dos veces, a mi este deporte me marcó pero en mi época no era correcto ver a una mujer en él.

En el transcurso de los años mi esposo cada vez que mira una pareja en moto me dice: "así sería su vida si hubieses compartido más con las motos"

Bueno, la cuestión es que desde mi adolescencia no me había vuelto a subir a una moto, y este ángel se aparece y en moto!, mi hija que sabe de mi deseo no cumplido (el de querer volver a subir a una moto), me ha dicho: "mami, dentro de todo lo traumático de lo que te acontecía, también cumpliste ese deseo"

Entonces cuando Cheyo (luego sabré que le dicen así en el pueblo) apareció con la moto, a como pude pasé mi pierna "golpeada" primero y así sosteneme del pie bueno, para poder sentarme atrás de Cheyo.

Ya les había dicho que distaba un kilómetro hasta el otro portón de la entrada principal de donde me encontraba, donde se supondría, la calle principal, pasaría el vehículo a recogerme. Ya en este punto sentía me estaba alejando mucho y como sabrían donde me encontraba? Ya les he comentado que no me llevé el móvil porque en ese sector hay poca cobertura, sin embargo cuanta falta me hizo!

Cheyo y yo llegamos al otro portón, bajo de la moto, pasan unos minutos y me indica él que no quiere dejarme sola ya que el sitio es solitario y en mi condición podría sucederme algo, por lo que sugiere llevarme a donde estoy hospedada. Uchhh, en ese momento pensé que  prácticamente no sabía donde era, apenas ayer noche llegué a este pueblo, sin embargo, así como apareció ese ángel, le indiqué que recordaba que al llegar cerca de donde nos íbamos a hospedar, había una pulpería llamada "Los Maderos", de momento me dijo no sabía de ella, pero que me llevaría por donde creía yo debería llegar.

Volví a subir con cuidado a la moto, recorrió al menos diez minutos cuando diviso la pulpería y yo sabía que de ahí a la derecha estaba la cabina, le indiqué me llevara despacio para así poder observar dentro de cada casa y encontrar algo familiar, pues como indiqué en otro artículo, llegamos de noche sin luz de alumbrado público, por lo que nos hicieron señas con un foco para saber la entrada donde debíamos ingresar a la cabina.

Hubo una casa que se me pareció, ingresamos y no era, volvimos a la carretera, al pasar al frente de la entrada de otra vi mi vehículo y le dije "pare pare es aquí!", nos pasamos unos metros, nada más devolverse, ingresamos y me dejó a unos pasos de donde se reunen todos, nadie nos notó entrar, pues luego sabría que se encontraban en la estancia que limita con la playa y otros en vehículo me buscaban en la playa.

Continúo...Fractura de peroné y el accidente de mi esposo


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jueves, 3 de abril de 2014

Fractura de peroné, suceso en la poza



Poza en Playa San Miguel Guanacaste, click en imagen para ampliar

Si llevas el hilo desde mi artículo anterior donde comienzo el relato del día que me sucedió la fractura de peroné, en este continúo desde que llegamos a la poza de la playa. Un sitio con muchas piedras erosionadas por la sal, en el centro una deliciosa retención de agua que venía del mar formando una especie de piscina, las señoras y los chicos se metieron inmediatamente, yo seguía con los zapatos tenis puestos, me los quito para mojarme, pasado un rato, la poza debido a que subía la marea, se llenaba cada vez más, por lo que decidimos trasladarnos a otra poza que quedaba más arriba.

Como íbamos para otra poza, no me volví a calzar las tenis, sino unas sandalias, con los pies mojados. Había que caminar sobre muchas piedras, sin donde agarrarse. No más me levanté para empezar a desplazarme cuando sentí me resbalaban los pies dentro de las sandalias, al segundo paso, crash!, se me reventó la tira de la sandalia y fuí a dar al suelo de medio lado, sobre unas piedras muy empinadas, mi pierna derecha fue la que recibió todo mi peso, a como pude me incorporé, ya para ese momento una de las señoras que se había quedado atrás me ayudaba a levantarme, le dije estaba bien y comencé a caminar descalza, me uní al grupo más adelante, pero sin ingresar donde estaban, me senté algo cerca sobre una esplanada a revisarme.

Pasé mi mano por la piel de la pierna que se veía solo algo raspada, justo donde sentí me había golpeado, sentí que algo me acomodé, no pensé fuera un hueso, más bien creí que era músculo "mal acomodado". Me calcé las tenis y me quedé allí sentada leyendo, las señoras me preguntaban como me sentía y les decía que bien, pues realmente no sentía ningún dolor, y por no ser "aguafiestas" tampoco dije me quería ir a la casa para ponerme hielo y revisarme mejor.

Ya llegaba la hora del almuerzo y comenzamos el regreso, caminé unos 5 minutos, pero al ser unos 45 minutos la distancia que nos faltaba para llegar a la casa y notar yo que no podía dar paso sin sentir como una punzada en la planta del pie, les indico que si es posible que vengan por mí. Me indican que camine hasta una calle cercana a la playa, me señalan el sitio (una casa amarilla) y que en la calle de allí llegará un vehículo a recogerme.

Camino hacia el sector, pero en mi mente yo buscaba una calle donde me recogiera el vehículo, creí estaría tras la casa, subo como una lomita, empiezo a saludar pues estoy entrando a propiedad privada y me contestan desde más atrás en una casita pequeña, la del señor que cuida el lugar, un caballero moreno color de playa, de mediana estatura, aparenta tener más de 50 años, viste ropa gris de trabajo.

Me ladran los perros y le indico a él lo que me sucede, muy amablemente y luego de indicarme que sus perros no me harán daño, me ofrece ir a abrirme el portón de la entrada a esa propiedad, para que me recojan en la calle. 

Ya en la calle me indica que le parece no me vendrán a recoger allí pues esa entrada dista a un kilómetro de la entrada principal que da a una calle transitada, donde hay otro portón.

Me ofrece llevarme hasta ese salida, recorrer ese kilómetro, no sin antes advertirme que él es una persona de bien, que no me preocupe, así lo sentí y me dio confianza. 

Trae su vehículo, una moto.


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Fractura de peroné, día que sucedió

Es curioso, mi intensión al escribir sobre como he sobrellevado este proceso de la fractura de peroné, ha sido por si a alguien más le sucede y así como yo busqué información, tenga una reseña de lo que acontece incluida la rehabilitación, lo curioso es que ya tengo personas escribiéndome, cosa que agradezco saber que están leyendo dejando letras y que les es de ayuda estos artículos, porque quieren saber más allá de lo que ya llevo escrito.

Como ya comenté en artículo anterior, habíamos llegado a Playa San Miguel en Guanacaste, decidímos que al día siguiente en la mañana a las 6 a.m. los hombres saldrían a jugar golf a Punta Islita y las mujeres luego del desayuno, con los niños a la poza de la playa.

La noche antes de ese amanecer, mi esposo y yo no pudimos dormir bien, debido a que mi esposo que es muy puntual, no tenía como hacerse de una alarma (no recordamos que el celular la tiene ya que no acostumbramos usarla) que le avisara levantarse temprano, entonces se levantó varias veces en la noche a constatar la hora, lo que hacía que ni aún yo pegara un sueño contínuo. Amaneció, fue el primero en llegar a la cocina a tomar café, esperó a los demás y como a los demás se les hizo tarde, no hicieron un buen desayuno.

Cerca de las 8a.m me fui a bañar (acostumbro hacerlo antes de desayunar), llego a la cocina y seguida aparece la dueña del lugar, hicimos café y otras cosas, desayunamos, luego fueron apareciendo las demás señoras con sus niños, a volver la cocina al revés para atenderlos pues han amanecido muy hambrientos jeje.

Como ya he dicho mi esposo y yo, no llevabamos niños, por lo que decidí iría a caminar a la playa una media hora, luego volvería a la casa para ir con ellas y los niños a la poza.

Caminata por la playa

Vestida para la ocasión, con vestido de baño, sobre éste unos short, tenis, me puse bronceador, botella de agua y una gorra amplia que me cubriera del incesante sol de las 9a.m.de la mañana, me dispuse a  caminar, uno de los chicos de aproximadamente 14 años, que durante la noche anterior se había integrado a los adultos, de esos chicos que son muy inteligentes y les gusta participar de la tertulia adulta, me dijo me acompañaría a caminar.

El chico fue por su bicicleta y nos dispusimos a "marcar" playa con nuestras huellas, íbamos conversando de varios temas. Quien diría que un chico de esa edad tuviese temas tan profundos e inteligentes de que conversar y que le agrade acompañar a una señora como yo y no así quedarse con los otros chicos jugando. 

Quince minutos de ida y quince minutos de vuelta, ya estábamos de nuevo en la casa, para salir junto con los demás a la poza.

Tomé un bolso con otras cosas, incluido un libro y junto a las señoras y los niños caminamos al sitio que distaba a 45 minutos, por la playa.

Continúo con la llegada a la poza.


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