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miércoles, 9 de abril de 2014

Fractura de peroné, día de la inmovilización

Aún 18 de febrero, 8 p.m. llegamos a la clínica privada (Clínica Bíblica en mi país), nos han suministrado una silla de ruedas, pasar a dar datos en la recepción, luego pasamos a una salita donde se encuentra un enfermero, me toman la presión arterial (me indica está perfecta) y además me presentan varias caritas (medición del dolor) que van del dolor intenso al nada de dolor, el enfermero me pregunta en que grado de dolor me encuentro, le indico que cuando me pongo de pie estoy en el #4 y cuando estoy en reposo estoy en el #2, me dice: " pero, usted viene con una fractura?",dándome a entender que generalmente esto duele, le contesto que sí pero que realmente casi no me duele y que así he estado los 4 días anteriores luego del suceso. Y es que no era solo decirlo, se veía en mi cara que no había dolor, al menos intenso.

Pasamos al consultorio del Dr Pérez (ortopedista), un caballero de unos 40 años, ve la radiografía, ve la zona caliente, inflamada y con morete, sin exposición de hueso, me hace las preguntas del caso, me indica caminar (lógico con cojera), le pregunto de que grado es mi lesión y me dice: "Ningún grado, lo suyo es una fractura y necesita inmovilización inmediata". Me pregunta lo del dolor, ante mi respuesta me indica lo del umbral del dolor, que esa situación me ha ayudado, pues realmente una fractura duele. 
Comienza el doctor con las indicaciones, que en mi condición de persona de más de 50 años, con una vida menos agitada (ya no tengo niños pequeños), es de estar mucho en reposo y por ello consideró no es necesaria la osteosintesis (operación), pero sí, colocarme un yeso para inmovilizar la zona; inmediatamente le pregunté si cabía la posibilidad de utilizar una férula, bota ortopédica, a lo que que dijo que sopesando lo anterior, si era posible pasar mi período de inmovilidad con ella.

Bota ortopédica


La ha solicitado a otro sector, y no más llegar, aquello era más parecido a la bota de "Herman Munster" jeje. Por ser yo de pierna ancha (ojo que no es que esté pasada de peso jeje), la que me quedaba bien de pierna me calzaba grande en el pie, pero era esa o esa?

Nos explica el doctor como colacarla, trae muchos velcros, hebillas, platinas y debe quedar socada, dice el doctor no cortará la circulación aunque le aprete las fajas, le pregunto que a mi entender esta bota me la puedo quitar para bañarme y dormir, me dice que así es, pero mejor si la mantengo unos10 días (si puedo más días mucho mejor) sin quitar, sin poner el pie al suelo, y luego de ese tiempo solo quitárla para bañarme, dormir con ella puesta hasta que él me lo indique (que fue durante un mes y medio).

Salgo de allí en silla de ruedas y calzada con una bota negra, haciendo bromas que como a mí me encantan los botines y botas, debería ponerme la otra jeje, pero solo lo dije en broma, Dios me libre que me suceda en ambas piernas fracturadas.

Vamos a la farmacia a comprar pastillas para 10 días que me ayude a desinflamar, y regresamos a casa, ya son las 9 p.m.

Contrariamente a lo que se pueda pensar, ante el hecho que se me comprobó que tenía fractura y todo el período de inmovilización que me esperaba, yo me encontraba contenta, porque si tenía que pasarlo, lo hacía con una bota ortopédica que sentía era más dominable y no con un incómodo y pesado yeso.

Continúo... Primer día de inmovilización, como dormir e ir al baño





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 Si estás pasando por una situación similar a la mía, buscando has llegado a este artículo y quieres leer como aconteció esta fractura de peroné y las diferentes situaciones que se me han presentado, además el proceso de la rehabilitación, que conlleva esos dolores "normales", te invito a esta página donde encontrarás otros artículos con sus respectivos links.

martes, 8 de abril de 2014

Fractura de peroné, y el accidente de mi esposo

Gracias!!! Noto por las visitas lo que ha gustado el artículo anterior, donde comento que a falta de coordinación para recogerme un vehículo en la playa, aparece un ángel motorizado, que es quien me regresa donde me hospedo.

Quedamos en que al ingreso al lugar donde me encontraba hospedada, de momento nadie se percató de mi entrada en moto, pues la mayoría estaban observando en la playa por donde aparecería, y cuando me acerco en "pata coja" se han asustado, de como hice para llegar por la entrada principal.

Le avisan al chofer del vehículo por whatsapp

Quien me estaba buscando por la playa, ya antes se había devuelto para avisar que no me encontraba, pero regresó por las señoras que me habían acompañado, para que le indicaran en la playa, hasta donde me habían visto la última vez.

Como he dicho son unos 45 minutos a pie por la playa y pueden ser unos 5 a 10 minutos en vehículo.

El celular no entraba en ese sector pero si whatsapp, por ese medio le envían un mensaje a los que estaban en el vehículo buscándome en la playa, y al leer el mensaje todos contentos porque yo había aparecido, estaban preocupados que por ningún lado me veían y que no se sabía exactamente que me había pasado en la pierna. Para este momento mi esposo aún no se enteraba pues no regresaban de su partido de golf.

En la cabina con mi pierna lastimada

Reunidos en la cocina los que estábamos, me preguntan sobre como llegué hasta allí, les comento la aventura con ángel motorizado incluido y se gozan de lo acontecido. Hasta se me dijo, en forma jocosa, que estaban preocupados de que le iban a decir a mi esposo, y que una de ellas pensó que me había encontrado un novio y me desaparecí, y casi que así sucedió jeje se decían.

Mi esposo llega en ese momento y apenas le pude comentar lo que me había sucedido ya que el venía muy asustado, acababa de tener un accidente. Curiosamente nos acontecían percances casi al mismo tiempo y en diferente lugar.

El accidente de mi esposo

Puente similar al que pasaron
Me cuenta él que de regreso a eso de las 11:30a.m., el chofer se quedó dormido estando al volante, no saben cuanto tendría de estarlo porque venían en carretera recta, y los restantes cuatro pasajeros también venían agotados.

Mi esposo estaba sentado en el asiento atrás del chofer, no fue sino hasta que pasaron un puente, de esos que hay en los pueblos (sin barandas a los lados), el vehículo no dió la vuelta correspondiente en esa carretera y se fue directo contra una cerca que por milagro los atajó, se salvaron de no caer al río, o que no los atajara la cerca y hubiesen ido a dar quien sabe a donde, o haber golpeado a algún peatón.

Es en ese momento, cuando los detiene la cerca, que se despierta quien iba de chofer, valga decir que es el dueño de la cabina, a quien el día anterior, su esposa le había indicado no manejar, pues se estaba acostando tarde y estaba agotado del viaje desde san José, pero llegada la mañana siguiente no permitió que su yerno lo hiciera como se había acordado.

Sucede lo que sucede y los culpables son la trasnochada, el agotamiento y el mucho sol recibido en el campo de golf para que se quedara dormido, más vale que no hubo una tragedia que lamentar. Asustados, el chofer dió todas las disculpas del caso a los ocupantes, y de regreso a la cabina ellos no comentaron nada, pues los recibieron con la noticia de mi percance.


Entre risas y demás luego de volver a contar mi suceso y la aventura que me hace regresar a la cabina; sin poder caminar bien y con una bolsa de hielo en la parte donde sentía el leve dolor, no me permiten ayudar a realizar el almuerzo, que ese día correspondía preparar con mi esposo, más en cambio por mi circunstancia, los otros señores le ayudan, más vale que eran las chuletas, que se cocinaron en una parrilla, acompañadas de ensalada que alguien más realizó.

Yo me sentía muy incómoda de no poder moverme a realizar nada, así que cuando me esposo me pregunta a eso de las 2 p.m. si me quiero regresar a la casa, pues él tampoco se siente cómodo conmigo en ese estado y luego de lo que le aconteció, sin titubear le dije que sí, que nos regresáramos a casa, pues no quería pasar allí la noche, tan lejos de una farmacia y menos de un centro médico, porque no sabía como amanecería, mejor que fuera en mi casa.

Comenzamos el camino de regreso

Lo comunicamos a los demás que nos regresaríamos este sábado, no compartiríamos con ellos hasta el lunes como teníamos pensado, nos comprendieron pues notaban que yo si acaso podía dar paso, empacamos y salimos de allí a las 3 p.m. para tomar el ferry de las 5 p.m., para llegar allí dista una hora y media, se pretende estar un poco antes para hacer la fila del vehículo, llegar al filo del tiempo significa que si el ferry está a capacidad de vehículos, se debe esperar el próximo que saldría como a las 9 p.m.

El camino de regreso, ya conocido, calle de lastre, lleno de polvo y sol incandecente 35º, vale que llevábamos mucha agua para hidratarnos. 

4.30p.m. Llegamos de décimos a la fila correspondiente a subir el vehículo al ferry, mi esposo fue a comprar los tiquetes.


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