Como voluntaria me convocan a ayudar en el reinado de la residencia de los adultos mayores.
Es sábado en la tarde, no más llegar al lugar y empiezo a ver a las señoras muy arregladas, su cabello bien peinado, maquilladas y con sus vestidos largos de colores brillantes, algunas en sus sillas de ruedas, sus rostros denotan felicidad, de algo emocionante que se avecina, cualquiera de ellas será la futura reina de este lugar. Les digo una y más veces lo lindas que se miran!
- Que guapa está doña Merceditas, y miren a doña Irma, es que no hay cual decir que esté más bella!
Todas se sienten bellas, por la forma en que reciben mis frases.
- Que guapa está doña Merceditas, y miren a doña Irma, es que no hay cual decir que esté más bella!
Todas se sienten bellas, por la forma en que reciben mis frases.
Miro hacia otro lado y están los señores de traje entero negro, con corbatín o corbata y olorosos a su colonia favorita, igualmente, algunos desfilan en su silla de ruedas. Impaciente encuentro a don Raúl, don Jaime, don Ernesto. De misma manera se llevan todos los piropos de nuestra parte y los recibían de manera cierta.
Mientras también, hemos ido preguntando por todos los sitios del lugar quienes quieren asistir a ver el reinado, algunos no les interesa, otros necesitan les sea movilizada su silla de ruedas hasta el salón para no perderse detalle. Doña Guillermina, una señora de 104 años, es de las primeras en asistir, sentadita en su silla de ruedas, muy ataviada, está mucho mejor de ver y en salud, que otros residentes mucha más jóvenes que ella.
Viene el acomodo para el desfile
Lista en mano, que contiene los nombres de los asistentes a rey y reina, nos disponemos a acomodarlos en el orden que serán llamados a ingresar en el salón.
Comienza el desfile y ellos se sienten realmente en su papel, al desfilar por el pasillo, las damas como todas unas reinas, saludan con su mano a la multitud que los aclama y les desea sean los próximos reyes del lugar.
Como eligen a la Reina
Como eligen a la Reina
Ingresan al salón y llegan al frente, donde se les reparte un ramo de flores a las señoras y en forma democrática, sin saber nadie cual ramo contiene la decisión, cada señora lo revisará y ALEGRÍA, mi favorita, Doña Piedades, queda de reina!
Como eligen al Rey
Como eligen al Rey
Los señores les reparten una caja que igualmente llevará el anuncio de cual será el rey, y cuando nos damos cuenta es Don Rogelio, un caballero muy atractivo, el que tiene la frase que le adjudica ser el próximo monarca.
Ambos suben al escenario y son muy aplaudidos por la concurrencia; habitantes, visitantes y administrativos que se han hecho presentes.
Comienza el Baile!
El bailar es una de las actividades que más gusta a las personas mayores, por ello se buscan unos con otros.
Estoy sentada y cuando escucho: Usted baila?
Vuelvo a ver y era Don Rogelio, quien acababa de quedar de rey, quien me estaba invitando a bailar!
Inmediatamente me vino a la memoria hace cuanto tiempo no recibía una invitación a bailar de un extraño, pues generalmente bailo con mi esposo o familiares.
Como nuestro voluntariado abarca el bailar en estos eventos con los residentes, le acepté la invitación al caballero y nos dirigimos al centro del salón, en el corto camino lo felicité y le preguntar donde había dejado a la reina?, me indico, ella se sintió cansada y ya la habían llevado a su habitación.
Y así transcurrió nuestro diálogo mientras bailábamos un bolero:
D Rogelio: Yo vivo aquí y no puedo salir, me dijo en tono más bien jocoso, como para romper el hielo.
Yo: Yo soy dama voluntaria, me disculpa sino se bailar muy es que hace tiempo no lo hago.
D Rogelio: Pues baila usted muy bien
Yo: Lo tengo es un buen guía pues en realidad baila usted muy bien.
Y me hace gracia la parte que continúa de nuestro diálogo, porque aunque se encuentre allí no deja de lado su papel de conquistador.
D Rogelio: Tiene usted novio, que día viene por aquí.
Yo: Soy casada y vengo a realizar mi voluntariado los viernes.
D Rogelio: Pero su esposo no está por aquí?
Yo: Viene en cualquier momento a recogerme. (Era una mentira piadosa de mi parte, pues mi esposo andaba en otra provincia y llegaría tarde a casa).
Termina la primera pieza y al dirigirme hacia donde estaban mis compañeras, me ha pedido bailar la segunda pieza, que es también un bolero, acepto y me dice:
D Rogelio: (con picardía) me la juego aunque ahorita venga su esposo y tenga que peleármela a tiros con él.
Yo: Sonrío su ocurrencia.
Ya en la pista me pide lo abrace para bailar más cómodamente, me sentía como una pluma, muy buen bailarín. Me mira a la cara y me dice
D Rogelio: Me llamo Rogelio y usted?
Yo: Le doy mi nombre más por educación, pero ya me estaba haciendo sentir algo incómoda, porque entre otras circunstancias me tenía muy pegada a su cuerpo y su mirada ya no era la misma. Lo cierto es que ellos están allí y se enamoran, a veces entre ellos o de alguien que llegue, me lo habían comentado en las capacitaciones, por lo que hay que tener tacto de como se les trate para no darles una mala interpretación de nuestra amistad.
Me suelta por un momento y me dice con voz soñadora:
D Rogelio: Me voy a aprender bien su cara para cuando la vuelva a ver.
Yo: Ya no sabía que decirle, le sonrío y seguimos en el baile.
Yo: Ya no sabía que decirle, le sonrío y seguimos en el baile.
Termina la pieza, le indico me tengo que regresar donde las compañeras, y D Rogelio no quiere dejarme ir, aún así me despido cortésmente, que ha sido un placer el compartir con él.
Y como la cenicienta, salí rápido de allí jeje.
Eran casi las 4 de la tarde, las compañeras me esperaban para darle fin a la jornada de este día, en cuanto a voluntariado, pues los señores y las señoras del hogar, seguían disfrutando en el salón.
Nota: Cabe destacar que los nombres han sido cambiados.
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